¡EL BLANCO Y SU PADRE LO FORJARON! Esteban Paz se despide de Liga recordando hasta su secuestro (VIDEO)
“Las críticas duelen, te golpean y te hunden. Cuando tuve la necesidad de afrontar, no podía exteriorizar mi debilidad"
En el día de su adiós anticipado, ya que seguirá gestionando la Comisión de Fútbol hasta fin de mes, junto a su gente, Esteban Paz concedió su primera entrevista en medio del distanciamiento con Isaac Álvarez, al cineasta Carlos Andrés Vera.
Durante la primera parte de su diálogo, Esteban Paz recordó toda su formación como dirigente de fútbol, junto a su padre desde los 17 años de edad, pasando por un secuestro que marcó a toda su familia, y desembocando en el armaje equipos inolvidables.
Su niñez. “Me acuerdo de ese entorno, en el que crecí. Al principio era verle a mi padre hacer su trabajo, tener esta pasión, y uno va creciendo junto al padre y al verle uno empieza a querer ser como él. Fui generando esa pasión. En mi casa de hablaba de que el que no es hincha no come. En el 84 mi padre me dice que le acompañe porque el equipo estaba quebrado y él no quería permitir que le incauten el Country Club. Mi papá me dijo que íbamos a desarrollar una urbanización para bajar las deudas y quitar le hipoteca que había sobre el Country Club”.
El clásico que él siente. “Mi padre sostenía que el antagonismo de Liga era con Aucas, pero en medida de que yo crecí, la rivalidad era más con el Quito. Siempre diré que el antagonista de Liga es el Quito, en el Atahualpa y en todo lado”.
Su primera intervención y un viaje que lo alejó. “Desde el 84 y 84. Mi padre hizo el negocio para traer a Pietro Marcetti, y yo me sentaba con él y lo escuchaba. Luego con Danilo Samaniego se escribió en un papel lo acuerdos, y luego en el estadio pidió un poquito más, yo lo escuché y le dije al Negro que pida un más para que le cierre. Fue la primera vez que me dejó intervenir. Ya en el 87 tenía una pasión formidable por Liga, desayunaba y almorzaba por el equipo, tenía mis anotaciones y venía todos los programas de deportes. Vi a Janio Pinto, me fascinaba cómo jugaba y dije que era el jugador para Liga. Mi papá quería a César Cueto, pero yo le decía que me haga caso, que Pinto era un gran jugador; me hizo caso a los 17 años. Hicimos un equipazo. Yo creía que ya era dirigente, hablaba con jugadores y ya los traía. Me fui a Estados Unidos a estudiar, hasta el 90 y por pedido de mi padre porque yo no quería. Me tocó vivir allá la Copa Libertadores contra Colo Colo y Deportes Concepción, cuando goleamos cuatro a cero no fui a clases, me quedé escuchando el partido en la HCJB”.
Manuel Pellegrini fue todo acierto de Rodrigo Paz. “Fue mi padre en el 99, cuando Paulo Massa recibe una llamada en Brasil de la Selección de Ecuador. Le deja de contestar a mi padre. Ese año mi único aporte fue la llegada de Alfonso Obregón, me metí de cabeza en sumar al jugador. La decisión la toma mi padre en conjunto con Rodrigo Burgos, que era el embajador de Chile, lo contactan a Pellegrini y lo traen. En ese año yo me dediqué a la marca, a la imagen, a explotar la parte comercial. He hecho las camisetas de Liga desde 1991 y desde 1997 con Marathon Sports. Yo tomo la decisión, que fue muy criticada, de cambiar la U clásica por el sello. Creía que Liga tenía que cambiar, que no podía ser una letra abandonada”.
El secuestro que sufrió. “Después de un evento traumático como el que viví, que fue durísimo para mí y para mi familia. Al salir ese día, mi padre me dijo que la exposición que tenemos por el fútbol, hizo que la gente comenzó a vernos como posiblemente atacables. Las FARC estaban muy metidos en el Ecuador. Cuando yo estaba adentro, ellos me contaban que han estado en el estadio, que creaban el vínculo con Alex Escobar, que ahí comenzaban a verme. Tenía una radio, estaba en Mindo, no podía escuchar los partidos de Liga por la lejanía, sólo podía escuchar los de la Serie B. Me pasó algo espejo de lo que viví en la universidad, sólo escuchaba el resumen de los resultados el domingo por la noche. Mi papá quería que bajemos la exposición, y yo le dije que todo lo contrario, porque si no salíamos era seguir estando secuestrados. Eso le marcó a mi padre porque en el 2002 me tuvo más cerca y aceptó más mis opiniones. Yo siempre quería ir más arriba, quería la opción uno de los tres que se manejaban”.
El legado de Don Rodrigo. “El sueño de mi padre era alto, era un estadio; algo que no era tan fácil. Se necesitó aglutinar gente que confíe en él para lograrlo. Hizo Fundeporte en Quitumbe y una buena parte del Quito Tenis. Él siempre era el capitán del barco. La semilla dirigencial estaba en mí, con aciertos y errores, uno siempre quiere acertar, pero ni en la vida se puede hacer eso”.
Un equipazo. “Las críticas duelen, te golpean y te hunden. Yo aprendí de mi padre y mi madre, dos personas fuertes y luchadoras. Yo nunca diré que yo hice, que yo contraté. Soy introvertido, Liga me ha hecho explotar mi lado público. Cuando tuve la necesidad de afrontar Liga, no podía exteriorizar mi debilidad y comencé a ser más elocuente. Mi obligación era liderar Liga adentro y afuera. Mi padre en la parte macro, yo en lo ejecutivo. Comencé a armar los equipos. Propuse a Jorge Fosatti, me hicieron caso, hablé con él, contratamos y armamos el equipo en 2006”.